Una de las características del adicto es ser poseedor de gran sensibilidad, precisamente por ella algo consiguió herirte profundamente; después, buscando la salida de aquella pesadilla, descubriste en el alcohol una forma de anestesiarte aceptada por la sociedad. Sin embargo, con el paso de los años, el alcohol lejos de paliar el dolor lo ha ido estimulando y en lugar de borrar los recuerdos ha convertido tu sensibilidad en una soga que te mantiene atado al pasado.

Haruki Murakami dice que «aunque logres ocultar los recuerdos o enterrarlos muy hondo, no puedes borrar la historia. La historia no puede borrarse ni alterarse porque significaría matarte a ti mismo». En MMS hemos diseñado un método para que, a través de la terapia de grupo on-line, aprendas a mirar tus recuerdos desde otra perspectiva y, sin olvidar tu historia y sin matarte, recuperes la capacidad de vivir el presente y puedas construir tu futuro; para ello es imprescindible que tomes conciencia de que el estado en el que vives es una enfermedad y, por lo tanto, tiene curación.

Contar para entender

Tienes el hábito de contar tu dolor cuando estás ebrio y, posiblemente, se lo cuentes a una persona que tampoco está sobria, de modo que los hechos se van desvirtuando una y otra vez; lo repites tantas veces y tan mal contado que hasta tú mismo te cansas de oírte, pero el problema no es hablar de tu dolor, sino a quién se lo cuentas y desde qué estado lo relatas. 

En las sesiones de grupo para dejar de beber se crea un espacio para que, desde la sobriedad que te habrás comprometido a mantener, puedas hablar sin tapujos de lo que te duele; lo harás sabiendo que nadie va a enjuiciarte y, del mismo modo, sin juicios, escucharás a tus compañeros contar sus experiencias con las que, seguramente, te sentirás identificado al menos en parte; sesión a sesión irás entendiendo los motivos que te llevaron a consumir y juntos encontraremos las herramientas para subsanarlos o, al menos, evitar que te dominen de nuevo.

Karen Blixen decía que «todos los dolores pueden ser sufragados si los ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellos», pero no se trata de abrir el corazón donde te tomas las copas, se trata de hacerlo en el lugar adecuado para poder sanar lo que te dañó.

Lo que está en tu mano

Es evidente que no eres responsable de todo lo que ha ocurrido en tu vida, pero lo eres de la forma en la que lo repites; hasta ahora cuando hablabas de tu dolor te enfocabas en lo ocurrido horadando tu herida un poquito más con cada palabra; aquí te daremos herramientas para que reconozcas en la superación de aquellos hechos la fuerza que posees pues, si saliste de ahí y estás vivo, tienes una fuerza tan grande como tu sensibilidad, en tu mano está trabajar para recuperar ambas.

La vergüenza de reconocerse adicto es un estigma social que mantiene a muchos en la adicción; pero no debes sentirte inferior por padecer esta enfermedad y, menos aún, cuando has decidido buscar solución y estás afrontando tu recuperación; muy al contrario, tienes que sentirte capaz de conseguir llegar a ser quien realmente quieres ser y, con esa certeza, luchar contra la inseguridad que probablemente te asaltará durante el proceso. 

Abandonar una adicción no es algo malo, así es que no tienes porqué esconderte, solo elige bien a quién explicarle los motivos y a quién decirle sencillamente que no consumes, no tienes que justificarte, tienes que perdonar y perdonarte y, después, cuando tu mente ya pueda ver claro, pedir perdón a los seres queridos que hayas podido dañar. Por el momento, como dijo Jack Kerouac: «Enamórate de tu existencia».

El arte de la paciencia

La terapia no es un milagro, no se llega un día y uno está curado; durante las primeras semanas te sentirás muy bien porque al no tener alcohol en el cuerpo tu organismo funcionará mejor y será una especie de «luna de miel» con tu nueva vida, sin embargo, en algún momento aparecerán los síntomas del síndrome de abstinencia que no son más que desajustes emocionales.

Esos síntomas desaparecerán si sigues el método y mantienes la abstinencia, son situaciones pasajeras mientras tu mente se ajusta a una vida sin consumir. Hay que prestar mucha atención a estas alarmas para evitar la recaída, algo que puede ocurrir cuando no estamos utilizando bien las herramientas. Insiste en llevar a cabo el método y trabaja por tu futuro porque el mundo está lleno de cosas mágicas esperando pacientemente a que tus sentidos las perciban. 

Recuerda que tu futuro te necesita, tu pasado ya no.