Cuando una persona se decide a cambiar es porque siente que ha sufrido lo suficiente. Al adicto le duele la vida y consume para esconder sus sentimientos más profundos; los guarda tan dentro que se le olvida dónde los guardó, pero le siguen doliendo y ahora, además, no sabe explicar lo que le duele.

Tu estado de ánimo está muy afectado y buscas ayuda. En MMS hemos generado una terapia de grupo on-line que te permitirá dejar de consumir y localizar el escondite de tus sentimientos para poner nombre a tu dolor y conseguir que la vida no te duela. 

Ponemos a tu alcance la posibilidad de pertenecer a un grupo de personas que están haciendo el viaje a su recuperación a través de unas sesiones en la que hablan de sí mismos y, a la vez, aprenden de los otros; hablar es la mejor forma de llegar al autoconocimiento pues, como se decía en la película El señor Ibrahim y las flores del Corán: «Si quieres aprender puedes hacerlo con un libro, pero, ¡ojo!, hablar con alguien ayuda mucho».

Enfoca tu mirada

Tienes que aprender a amarte, el amor es lo te hará dar el salto a la recuperación. Lo primero es reconocer el problema. Lo siguiente, comprometerte a la abstinencia, pues no podrás dejar de beber si sigues consumiendo. También será necesario que introduzcas el orden en tu vida, ya que el consumo es un desordenado que mantiene tu vida destartalada y tu cabeza confundida.

Decía Mark Twain: «No puedes confiar en tus ojos cuando tienes la imaginación desenfocada», así es que al principio tal vez no comprendas nada, pero bastará con que insistas en hacer las cosas bien, cumplir con las normas de sobriedad, orden, asistencia y participación en las sesiones y, poco a poco, tu percepción irá tomando otro rumbo, podrás diferenciar las ideas de la realidad y un día verás con claridad tus sentimientos reales.

Tu imaginación, limpia de consumo y acompañada con una vida ordenada, podrá enfocarse hacia el futuro que deseas y cada paso que des será un triunfo sobre el monstruo de la adición y un bálsamo para tu dolor, al que seguro podrás poner nombre un día.

Define tus propósitos

No es sencillo dejar una adicción, el carácter adictivo está forjado en aprendizajes inconscientes de la infancia y llegar a ellos es un camino a veces muy complicado; podrás hacerlo más llevadero si tienes muy claros tus propósitos. Escribir los motivos por lo que quieres dejar de consumir y lo que quieres cambiar de tu vida, te ayudará si llegan momentos de dificultad, pues te servirán de amarre a tu compromiso contigo mismo y con el grupo.

Tal vez te preguntes si podrás conseguirlo; te aseguro que si haces todo lo que esté en tu mano para llegar a tu meta, podrás, no lo dudes, la abstinencia tiene la habilidad de meterse en todos los rincones de la vida y otorgar a cada día una belleza que no querrás perder una vez que la hayas saboreado. Si sabes las razones por las que quieres dejar de beber, tienes clara tu meta y trabajas para conseguirla, llegará un día en que mirarás la cicatriz y dirás: aquí dolió, aquí sanó.

Acepta la vida 

Al dejar de consumir irás viviendo la vida tal y como es, algunos días son mejores que otros, hay cosas que resultan agradables y otras no lo son tanto, pero la vida es así; lo que pretendías a través del consumo era una permanente sensación de bienestar y, eso, ni es posible ni es sano. 

Deberás aprender a superar algunas situaciones y a dominar las sensaciones de malestar que a veces surgen en la vida. Para ello es importante que te cuides, que te sientas bien física y mentalmente; cuidarse no es un pecado, es algo necesario, una obligación para con uno mismo.

Si durante el proceso de recuperación algo te desestabilizara mucho procura parar pues la inestabilidad conduce al síndrome de abstinencia y este se puede controlar bajando el ritmo de actividad. Compartir tus experiencias en las sesiones, un espacio creado para abrir el corazón y sanar el alma, te ayudará a encontrar la solución y a salir a la vida para aceptar sus vaivenes.

Recuerda lo que dijo don Antonio Machado: «Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos. Porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora».