Podemos decir que alguien padece de alcoholismo, no cuando la bebida forma parte de su vida, sino cuando es toda su vida. Prioriza el consumo del alcohol por encima de todas las cosas y es lo único que desea hacer día sí, día también. Esto mismo le pasó a Santiago Rotaeche antes de fundar Mucho Mejor Sin, nuestro centro de rehabilitación del alcohol online. No sólo pudo dejar de beber sino que actualmente se dedica a ayudar a alcohólicos. Pero para llegar a este punto, Santiago pasó por un largo camino evolutivo que no fue sencillo.

Como la gran mayoría de alcohólicos, Santiago comenzó a beber en la frágil edad de la adolescencia. El detonante fue su estancia en un internado cuando era niño. Allí, lejos de su hogar y de su familia, se vio fuera de su zona de confort y no pudo adaptarse a aquella circunstancia. Para escapar de ella se agarró a la bebida, que le proporcionaba un ‘disfraz de chico malo’ con el que poder hacer frente a sus problemas. Lo que no supo ver es que más que una salida a su situación, era un falso remedio que empujaría su vida hacia límites extremos. Santiago se sentía cómodo con su nuevo rol y se refugió en él durante muchos años.

Su vida era el alcohol


Me fui de casa siendo un niño pequeño que jugaba con juguetes y volví siendo un alcohólico”. De esta manera cruda resume Santiago su vuelta a Madrid, donde lejos de mejorar las cosas, éstas empeoraron. No se planteó dejar el alcohol. En cambio trabajaba en un entorno donde la bebida era casi como un compañero más en la oficina. Y cuando no había ocasión para brindar con su jefe por los éxitos cosechados, bajaba al supermercado para comprarse una botella que se consumía él solo.

Fuera del horario de oficina, Santiago se buscó otro entorno donde pudiera seguir dando rienda suelta a su alcoholismo. De esta forma se rodeó de gente con la misma afición, que le hiciera sentir que beber fuera algo tan común como beber agua. Sin embargo no pudo evitar dar un paso más allá y acelerar el ritmo: “Si alguien se toma una caña en el aperitivo, tu te tomas cinco; si alguien come con un poco de vino, tú comes con una botella; si alguien se toma una copa después de comer, tú te tomas más”. Las adicciones precipitaron a Santiago a incorporar el alcohol a todas horas, desde el desayuno hasta la cena, porque veía lícito consumir a cualquier hora.

El alcoholismo también afectó a Santiago en su vida sentimental. No podía mantener una relación si su pareja no consumía de la forma en que lo hacía él. Y es que llegó a un punto en que el alcohol estaba por encima de todo y de todos. Hoy en día recuerda su cantidad diaria de productos alcohólicos: “dos litros de cerveza, un litro de vino y un cuarto de botella de whisky. Y un día así era un día sintiendo que no has bebido lo suficiente”. Había convertido el alcoholismo en su estilo de vida, y se alejaba de la gente que no la compartía con él.

Consecuencias en el entorno


La bebida fue protagonista indiscutible en la vida del principal terapeuta de nuestro centro de rehabilitación del alcohol. Todo lo demás tenía un papel secundario, incluso la familia. Santiago dejó de lado a aquellos que le querían, de tal modo que los veía como personas aburridas por no compartir sus adicciones. Tampoco se dejaba ayudar porque increíblemente no se consideraba a sí mismo como un enfermo. “Sabía que el alcohólico es una persona que si dejaba de beber tenía temblores y alucinaciones, pero eso no me pasaba”.

El alcoholismo también tuvo consecuencias en su carrera profesional. Es cierto que pudo mantener su puesto pero al mismo tiempo fue un problema por no ascender a un grado superior. Mientras sus compañeros promocionaban, él se quedó estancado durante muchos años. Actualmente se arrepiente de haber dejado pasar aquellas oportunidades profesionales, pero por entonces no le importaba. Era más importante trabajar en un entorno que le permitía beber que escalar profesionalmente.

Más allá del alcohol


Nuestro principal terapeuta no se había dado cuenta de que realmente tenía un problema de alcoholismo hasta que se lo preguntaron cara a cara. Después de quince días sin parar de beber, su hermano y un amigo le sentaron en una mesa y le expusieron su cruda realidad. Aceptó la ayuda sin saber a qué se iba a enfrentar a partir de ese momento: ¿cómo dejar el alcohol?, ¿apartarlo para siempre o disminuyendo su consumo progresivamente? Esto ocurre en muchos alcohólicos, que quieren superar sus adicciones sin saber cómo.

Santiago se puso en manos de especialistas que le mostraron que hay ‘más allá’ del alcoholismo, “donde pasan más cosas, donde todo es un poco más verdad”. Tras conseguir dejar el alcohol se hizo más consciente y aprendió a distinguir entre las cosas buenas y las cosas malas, para mantenerlas o alejarlas según le convenga. Este tipo de aprendizaje es el que le llevó hoy día a ser ese terapeuta que tiende una mano, como un día lo hicieron con él, para atraer a los alcohólicos hacia esa realidad positiva en la que se encuentra.

El mejor terapeuta


Nadie mejor que una persona que ha pasado por el mismo proceso de dejar el alcohol para que te pueda ayudar. Santiago Rotaeche ha creado para ti Mucho Mejor Sin, un tratamiento online contra el alcoholismo que se ajusta a tu horario. Pídenos información sobre nuestro revolucionario centro de rehabilitación del alcohol.

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