A menudo no valoras lo que tienes hasta que lo pierdes. Esta situación se da con frecuencia entre los alcohólicos. Adicciones como ésta ponen en riesgo las relaciones de pareja, la estabilidad familiar o incluso el éxito profesional. Son razones con bastante peso para dejar el alcohol. Lo ideal no es esperar a perder tus logros para darte cuenta y tomar esta firme decisión. Lo mejor es dar el paso para mantener todo lo que tienes antes de que se esfume. Daniel pudo dejar de beber justo al borde de perder a su familia. Su mejor baza fue hacerse un autoanálisis. ¿Cómo era su vida mientras era alcohólico?
La inconsciencia del alcoholismo
El caso de Daniel es muy común. Nuestro paciente comenzó a beber durante la adolescencia, que es una edad muy vulnerable. Se dejó llevar por las adicciones y, a pesar de saber que no era nada bueno, no pensó dejar el alcohol. De hecho prefirió continuar bebiendo antes que ir a clase. También eligió el alcohol sobre todas las cosas, por encima de hacer deporte o divertirse con sus amigos.
Daniel fue dócil ante el alcoholismo, que tomó protagonismo absoluto de su vida diaria. Su única meta cuando se levantaba cada mañana era beber. Cuando no tenía oportunidad para entregarse a estas adicciones, las creaba. O se rodeaba de malas compañías con la misma afición alcohólica o prefería aislarse para consumir solo. Y no le importaba verse abandonado. Al contrario. Mientras su entorno social lo dejaba de lado y ya no le invitaban a sus reuniones, se sentía mejor dándose a la bebida en soledad. No había nadie que le criticara por ello y se sentía libre en sus adicciones. “La mejor manera de consumir alcohol era estar solo”, comenta.
A veces nuestro paciente tenía momentos lúcidos y se cuestionaba la vida que llevaba bajo los impulsos alcohólicos. Los efectos de cada resaca eran tan duros que se proponía dejar el alcohol, aunque volvía a aferrarse a la bebida inmediatamente sin caer en su propia contradicción. No obstante el poder que ejercían los productos alcohólicos sobre él era más fuerte que su responsabilidad. Esta situación no podía más que empeorar. El alcoholismo jamás trae buenas consecuencias y a la larga llega a ser tan pernicioso que, en el caso de Daniel, le llevó a tener pensamientos suicidas. La bebida se hizo con el control de su propia vida, que era tan desestructurada y lamentable que cayó dos veces en el impulso de ponerle fin.
El autoanálisis como método
Durante su aventura con el alcohol, Daniel evitó por todos los medios pedir ayuda. Aceptarla suponía enfrentarse ante la imagen de sí mismo. “Cuando pides ayuda piensas que eres lo peor, un débil, que eres un auténtico paria, sin dignidad ni autoestima”. De este modo nuestro paciente no quería pasar por el duro trance de ponerse frente a un espejo y sentir vergüenza por cómo le había transformado el alcoholismo. Por el contrario, esa actitud derrotista ante la vida era otra excusa más para seguir bebiendo.
Daniel reconoce que es muy duro dar el paso hacia la rehabilitación. No se trata únicamente de dejar el alcohol. También es reconocer que eres un alcohólico. En esa situación no quieres aceptar que tienes una adicción, que esos problemas son de otros y no tuyo. ¿A quién le gusta la idea de ser un borracho? La gente bebe sin considerarse como tal, teniendo en cuenta que el consumo de alcohol está bien visto en nuestra sociedad. Sin embargo nuestro paciente se dio cuenta de que “el alcoholismo es como un bichito, que entra en tu mente y cuando te das cuenta ya no gobiernas tus propios actos”.
Dejarse ayudar, gran opción
Los alcohólicos a menudo tardan en abrir los ojos y dar el paso para dejar el alcohol. Es el caso de Daniel, quién dejó pasar quince años de su vida en la que todo giraba alrededor del consumo abusivo. Durante ese prolongado tiempo se negó a pedir ayuda por prepotencia. Mientras, su vida seguía perdiendo sentido. Por esta razón puso en riesgo su matrimonio y a su hija.
El detonante fue el ultimátum que recibió de su propia mujer. O aceptaba recuperarse o perdía a su familia. Daniel recordó todo el daño que le había hecho a ellos los cinco años anteriores y decidió finalmente dejar el alcohol. El proceso de rehabilitación implicaba cosas aparentemente sencillas. Nuestro paciente debía de cambiar sus hábitos, su estilo de vida. Sin embargo esto lleva aparejadas ciertas renuncias y sacrificios, así como reestructurar su vida de arriba abajo. Una de las armas contra el alcoholismo es el orden, y a eso se dedicó Daniel con la inestimable ayuda de Santiago Rotaeche como terapeuta de cabecera.
La vida después del alcohol
Actualmente Daniel siente que lleva una vida fantástica, que era el objetivo que se marcó durante su tratamiento contra el alcoholismo. Aún teniendo los problemas cotidianos que podríamos tener todos, ya no siente la necesidad de arreglarlos con productos alcohólicos. Incluso valora cualquier signo de sufrimiento porque en estado de sobriedad los entiende con mayor coherencia. Una vez ha salido de esta espiral de las adicciones, nuestro paciente mantiene una rutina ordenada. Ya no se siente secuestrado por la bebida, sino que puede realizar actividades divertidas con su familia y amigos.
MMS, la ayuda que necesitas
Otros pacientes ex alcohólicos como Daniel recomiendan sin lugar a dudas dejarse ayudar para salir del alcoholismo. En Mucho Mejor Sin nos hemos propuesto tenderte esa mano amiga. Nuestro programa digital en casa cuenta con un tratamiento revolucionario para dejar de beber. Si deseas recibir más información, consúltanos sin compromiso.
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