Al sentir que algo se te va de las manos cuando consumes alcohol lo primero que te preguntas es si bebes mucho; luego buscas test on-line tratando de convencerte a ti mismo de que bebes «lo normal». Pero ¿cuánto es lo normal? Lo cierto es que solo tú sabes si consumes de más.

Los límites de la sociedad

La sociedad asume que los adolescentes salgan a emborracharse los fines de semana, aun sabiendo que algunos caerán en coma etílico y que la mayoría beberán hasta perder el control de sus actos, provocando absurdas peleas o manteniendo relaciones sexuales que pueden derivar en embarazos no deseados.

Los adultos tampoco escapan a la aceptación social del consumo excesivo y descontrolado; cada vez está más sistematizado el hecho de consumir diariamente bebidas alcohólicas como forma de relax a la salida del trabajo, tomar una copa con los compañeros para olvidar la carga laboral y llegar a casa habiendo olvidado hasta lo que se habló.

Pero, en términos legales, para resolver cualquier actuación inoportuna consecuencia de haber bebido, la sociedad solo tiene en cuenta que no se hayan superado los límites permitidos, que viene a ser como recetar a todo el mundo la misma dosis de medicación sea cual sea su peso y su envergadura, algo muy dañino además de ilógico.

Tu bienestar lo marcas tú

Erich Fromm decía: «El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando, en realidad, desea únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear. Saber lo que uno realmente quiere no es cosa tan fácil como algunos creen, sino que representa uno de los problemas más complejos que enfrentan al ser humano».

El alcohol altera la conciencia, si una copa de vino hace que la musculatura se relaje imagina lo que hace con el cerebro; por decirlo de otro modo, el efecto que el alcohol produce en el organismo es asimilable a una pequeña cantidad anestesia y no todas las personas la procesan de la misma forma. 

Independientemente de que el alcoholímetro diga si puedes o no manejar un vehículo, hay algo dentro de ti que sabe perfectamente si estás en condiciones de hacerlo; y es por esa conciencia de tu propio límite por lo que sabes que algo no funciona bien cuando tomas alcohol, aunque no te vaya a caer una multa por ello, y por la misma razón has llegado hasta MMS. Te explicamos de qué va esta terapia de grupo on-line para dejar de beber.

El objetivo de la terapia de grupo

Llevamos muchos años ayudando a las personas a reorganizar su vida, generalmente son personas que han intentado por su cuenta dejar de consumir o mantener un ritmo de consumo que no les hiciera sentir mal. La mayoría lo han conseguido durante un tiempo, incluso años, pero lo han hecho sin método, a base de autocontrol, y al final la fuerza de voluntad no ha sido suficiente.

En MMS creemos en la máxima de Antoine de Saint-Exupéry «un objetivo sin un plan es solo un deseo» y, para conseguir un objetivo tan grande como ganarle la partida al alcohol, hemos trazado un plan consistente, por un lado, en llevar a cabo pequeñas acciones diarias aparentemente insignificantes que al cabo de un tiempo producirán un cambio significativo en la mente, el cuerpo y la vida de la persona y, por otro, en aprender a perfilar los recuerdos al comprender que el futuro depende en gran parte de cómo se entienda el pasado. 

Mediante la asistencia constante a las sesiones de grupo y con la serenidad que da la abstinencia, poco a poco serás capaz de verbalizar tanto lo que sentías al beber como lo que ocurría después de haberte pasado de copas, hasta llegar a descubrir para qué y por qué comenzaste con ese hábito de consumo destructivo y volver a tomar el control de tu vida.

De la pereza a la acción

Si el alcohol te ha llevado a la dejadez incluso en lo relativo al cuidado personal, la abstinencia te producirá el efecto contrario; recuperarás la fuerza vital necesaria para afrontar las cosas cotidianas y claro que seguirás acertando algunas veces y fallando otras, los humanos no somos perfectos, pero será por tu calidad de humano y no porque estés bajo los efectos de sustancia alguna. 

Es posible que en el transcurso de este viaje a la recuperación asomen algunos fantasmas de tu infancia -todos los tenemos-, pero en sobriedad no te parecerán tan poderosos y podrás sostenerles la mirada hasta que se desvanezcan. Prestando atención a tus emociones y manteniéndote sereno tendrás capacidad para aceptar las situaciones que vayan apareciendo, no con el fin de resignarte a ellas, sino para comprometerte a transformarlas impregnándolas de tu propia identidad.

Así es que, no preguntes cuánto es mucho ni normalices algo que te daña porque la sociedad lo considere correcto, mejor defiende el derecho a ser tú mismo y, sin depender del alcohol, haz lo que dijo el poeta René Char: «Desarrolla tu legítima rareza».