Cuando alguien vive queriendo no recordar es porque el dolor ha anidado en su corazón y, de alguna forma, trata de olvidar lo vivido; pero el olvido que provoca el alcohol no es real pues, como contó Hayao Miyazaki en la película «El viaje de Chihiro»: «Nada de lo que sucede se olvida, incluso si ya no lo recuerdas». 

La terapia de grupo on-line 9 meses sin beber te propone un viaje a tu memoria para que localices aquellos recuerdos que inconscientemente tapas con el consumo y aprendas a aceptar que no tienes el control sobre todas las cosas de la vida, pero sí sobre las acciones que llevas a cabo, pues el ser humano solo hace aquello para lo que previamente se ha dado permiso.

Las trampas del «yo bebedor» 

Tomar la decisión de realizar esta terapia es querer dejar atrás el «yo bebedor» que has sido durante tantos años, pero él tiene trucos mentales para embaucarte y provocar la recaída: suficiente dolor o suficiente alegría, fechas concretas, momentos de relax… por lo tanto, durante el tiempo de recuperación, tienes que tener muy presente que el consumo te conduce a la persona que no quieres ser y solo la abstinencia te lleva a ser quien tú eres en realidad.

El secreto es, además de tener presentes las motivaciones que te han traído hasta aquí, fortalecer tu compromiso; las motivaciones pueden cambiar e, incluso, desaparecer, pero el compromiso será tu mayor apoyo en los momentos de flaqueza ya que es un acto voluntario y libre. La sobriedad ayudará a que reconozcas tus propias capacidades y comprendas que sentir no es consentir, además, te habremos facilitado herramientas para que si sientes ganas de consumir no consientas que el «yo bebedor» te gane la partida, sabemos que él siempre juega con trampas.

Conviértete en tu mejor compañía

Aceptar tu fragilidad es admitir tus miedos y aprender que estos no se combaten en una contienda, sino hablando de ellos y, aunque el camino no es el mismo para todos, es inevitable que durante el proceso de recuperación vivas un período de soledad hasta que las piezas encajen y consigas encontrar el entorno social adecuado para tu «yo no bebedor».

No solo vas a fabricar una vida nueva, vas a dar un significado auténtico al hecho de hacerlo. El objetivo de esta terapia no es solo que dejes de beber, sino también que dejes de pensar pobremente de ti mismo, que dejes de sufrir, de juzgarte con severidad, que aprendas a hablar contigo y a hablar de ti y, sobre todo, que seas una excelente compañía para ti mismo. 

La terapia es una acción en beneficio tuyo y, como cualquier otra cosa, habrá días que te apetezca más que otros, pero eso no supone un problema, el problema sería que te llegara a parecer algo sin sentido ya que la terapia no es un entretenimiento, sino una herramienta de autoconocimiento para que aprendas a darte el permiso de ser tú mismo; si en algún momento no le encontraras sentido, cuéntalo y revisaremos tus niveles de compromiso para resolverlo. 

Hablar para sanar el corazón

¿Has pensado que tal vez lo que anestesias son tus propias emociones? ¿Podría ser que quieras estar adormeciendo para acallar la crueldad con la que te juzgas? Solo hay una manera de saberlo: hablando de ello. En las sesiones de terapia tendrás la oportunidad de hacerlo sin que lo que digas se ponga en tela de juicio, podrás profundizar en tus sentimientos y ponerte en el camino de reconstrucción de tu corazón.

Tus acciones no son más que la punta del iceberg de tu sufrimiento; sabes que llevas años maltratándote, que tu dependencia no ha surgido de la noche a la mañana; dando voz a los sentimientos conseguirás sanar y cuando tus miedos despierten -que despertarán- el compromiso te dará fuerza para afrontarlos, pues el valor no vendrá del exterior sino de tu interior.

La actitud se forja con la acción, repetir acciones beneficiosas se convertirá en una forma de vida y, a medida que te vayas conociendo, te darás cuenta de que cuando crees que ya no puedes más solo estás al cuarenta por ciento de tus posibilidades; así es que si te sintieras flaquear, mírate al espejo y cuéntale a tu «yo bebedor» las razones por las que has decidido dejar de dañarte.

Pon palabras a tu dolor y compártelo en las sesiones de grupo, verbalizar las emociones en terapia es la medicina más efectiva para sanar los corazones propios y ajenos. William Shakespeare dijo: «Dad palabra al dolor: el dolor que no habla gime en el corazón hasta que lo rompe».