Es muy probable que toda adicción provenga de un trauma que se produjo en la infancia y que el adicto, de manera inconsciente, viva permanentemente en ese instante que no sabe cómo resolver y que además le provoca dolor. Rainer Maria Rilke dijo que «La verdadera patria del hombre es la infancia» y ciertamente es allí donde nos formamos, sin embargo, vivir anclado a un punto girando a su alrededor no se puede llamar vida, ya que limita todas las posibilidades de caminar hacia una meta, de levantar la vista hacia el horizonte.

En MMS conocemos la adicción, la hemos sufrido, la hemos superado y seguimos trabajando para evitar recaer; por eso sabemos que es posible salir de ella y, para hacerlo, hemos creado una terapia de grupo on-line a través de la cual, mediante la palabra compartida y tu compromiso formal de mantener la abstinencia durante los meses que dure la terapia, te ayudaremos a localizar la herida de tu niñez y a sanarla para que consigas convertirte en la persona adulta que soñabas ser y que la adicción no te está dejando construir.

Un cambio de estrategia

Sabemos lo que estás sintiendo en este momento, la desesperación de no poder dejar de consumir y reconocer que necesitas ayuda para hacerlo es un momento duro y eso es precisamente lo que te va a dar la fuerza para conseguirlo. La novelista japonesa Banana Yoshimoto lo explica muy bien en este párrafo de una de sus novelas: «No recuerdo si esto me había ocurrido con anterioridad, pero cuando me enfrenté a las tinieblas de mi corazón, cuando me sentí herida en lo más hondo y me rompí en pedazos, exhausta, de improviso emergió de mí una fuerza inexplicable». 

Hasta ahora habías elegido la estrategia de tomar distancia de lo que te provocaba dolor y aislarte mediante la bebida, evitando enfrentar los problemas y manteniéndote en un entorno conocido, una especie de zona de confort -en realidad muy incómoda- por la que has pagado el costo de no tener ni siquiera memoria de partes de tu vida, tal vez de algunas que fueron muy significativas para ti. Ahora ya has decidido mirar las cosas de frente y es esta estrategia la que te devolverá la vida.

La voz común del sufrimiento

A través de las sesiones de grupo, a las que deberás asistir puntualmente por tu propio bien y por respeto a los demás, irás averiguando por qué no puedes ser feliz y cuáles son los estímulos que te llevan al consumo. En el grupo no hay comparaciones, al contrario, las sesiones son un espacio libre de juicios donde cada cual, desde la libertad y sin ofender, manifiesta sus emociones y aprende a reconocerse a través de los otros que le sirven de espejo.

El objetivo común del grupo de terapia es la recuperación y el medio para conseguirlo es la acción comunicativa, la participación activa en la existencia de otros y también en sus sufrimientos, al fin y al cabo, la comunicación es el lazo para configurar una comunidad. Aprender a escuchar a otros y atender a su lenguaje y a su sufrimiento, evitará que te sientas solo con tu dolor y tus miedos que, lejos de ser privativos, serán el objeto de tu terapia.

Aunque ahora pueda parecerte extraño, sociabilizar el sufrimiento es una herramienta básica para tu recuperación ya que en soledad te avergüenzas de ser adicto, te culpas solo a ti mismo de tu debilidad y de tus fallos y sientes que tu comportamiento es tan raro que debe ser ocultado al mundo, lo que conlleva el esfuerzo de mantener el tipo -o al menos intentarlo- para que nadie sepa de tu adicción y al invisibilizarla te quedas desarmado ante tu recuperación.

Dando sentido a la vida

Este camino es una carrera de fondo, no te curarás de un día para otro, pero al entender que tus emociones descontroladas no forman parte de tu carácter, sino que son síntomas de una enfermedad llamada adicción, comprenderás también que según vayas mejorando los síntomas irán desapareciendo.

No eres así, te comportas así porque estás en la adicción, pero aprenderás a vivir con calma y a sustituir cosas contraproducentes por cosas beneficiosas para tu vida. Juntos averiguaremos de dónde vienen tus ataques de ira, qué escuchas cuando te hablan y qué guardas en ese fondo clandestino que está clamando por salir. 

Con tu compromiso y el trabajo en equipo salvarás al niño que hay en ti y construirás el adulto que anhelas ser pues verás de otra forma el pasado y el futuro. León Tolstói dijo: «Allí, en la infancia, hay algo sumamente agradable que, en caso de volver, podría proporcionarle sentido a tu vida».