La persona que consume más alcohol del que quisiera trata de compensar el sentimiento de hallarse ajena, distinta al resto; este desequilibrio emocional hace que sienta vergüenza hasta el punto de negarse a sí misma e intentar adaptarse a lo que cree que los demás esperan de ella. La terapia de grupo on-line para dejar de beber que ofrece MMS consiste en un método cuyas herramientas, aplicadas con decisión y constancia, son el camino para que desaparezca esa vergüenza y lograr dar paso a un ser adulto capaz de ser dueño de sí mismo y de su vida. 

Salir de uno mismo 

Siri Hustvedt dice en una de sus novelas: «Pero todos vivimos aquí […] en esas historias imaginarias que nos relatamos sobre nuestras vidas». Y es exactamente eso, vivir en las propias ideas -que además suelen ser poco agradables-, lo que hace que el pensamiento entre en bucle, la persona se desestabilice y busque en el alcohol una salida.

Si solo percibimos el mundo como lo sentimos dentro de nosotros nos encogemos y nuestra fuerza vital disminuye porque no incluye nada más que a nosotros mismos, de hecho, no solo no incluye a otras personas, ni siquiera incluye las paredes de los lugares que habitamos o la naturaleza que nos rodea. La terapia de grupo es una forma de salir de uno mismo a través de la comunicación con el grupo de apoyo dentro de las sesiones, un espacio seguro en el que no se emiten juicios y donde se pueden revelar las emociones y analizarlas.

La terapia de grupo no es psicodrama, a las sesiones no se entra a revivir lo ocurrido en el pasado ni a llorarlo, aunque, evidentemente, en algún momento saldrá aquello que causó la herida, pero solo con el fin de obtener la información necesaria para entender el motivo subyacente de la desconexión emocional que empuja a ese consumo no deseado.

Responsabilidad, implicación y empatía

Los pilares fundamentales de la terapia de grupo son la responsabilidad y la implicación, pues cada miembro del grupo tiene que auto valorarse y asumir un compromiso consigo mismo y con el grupo de apoyo al que pertenece, de modo que la parte esencial de la solución está en su mano, en su trabajo y no en el del terapeuta, cuya misión es conducir las sesiones y facilitar las herramientas adecuadas. 

El otro pilar es la empatía, pues en las sesiones de grupo el pensamiento no tiene que nacer en la boca, sino en el corazón, y esa buena disponibilidad emocional no solo facilita la conexión con uno mismo, sino que también mejora la conexión con los otros al comprender que hay sentimientos comunes y saber que se forma parte de un colectivo. Al reconocerse normal y perteneciente, uno comienza a actuar con coherencia y, de ese modo, se restaura el equilibrio emocional.

Es en la voluntad de aceptar la responsabilidad de la propia vida donde residen el amor propio, el amor a los demás y, como consecuencia, la recuperación. En palabras de Bill Bullard, «La forma más elevada de conocimiento es la empatía, porque requiere que suspendamos nuestro ego y vivamos en el mundo de otro. Requiere un propósito profundo más grande que el tipo de comprensión del yo». 

Afrontar las sombras

Bajo la serenidad que ofrece la abstinencia podrás mirarte y mirar tu vida, entonces aparecerán zonas oscuras, pero cuando te adentres en esa oscuridad y la expongas a la luz del grupo, tal vez no resulten ser tan negras y la oscuridad sea, en parte, una jugarreta de tu memoria. Eileen Chang dijo que «Entre la memoria y la realidad hay discrepancias incómodas».

En las sesiones aprenderás a discernir esas discrepancias y a seleccionar entre las voces que te dicen que todo es oscuro y tu verdadera voz, aquella que callaste en la botella. Te ayudará, además, la voz de tus compañeros de viaje que, al igual que tú, se quitarán el escudo para acercarse a sí mismos y descubrir que la claridad existe. Verás que tu inseguridad proviene de que al juzgarte piensas que los demás también te juzgan, pero con el grupo aprenderás el proceso inverso, ya que al no ser juzgado también tú dejarás de hacerlo.

Mediante la terapia de grupo para dejar de beber lograrás afrontar tus sombras y dar a luz a quien realmente eres. Comprenderás que vivir no es quedarse estancado en lo que hiciste o dejaste de hacer, que no merece la pena gastar tiempo en compadecerte, que es mejor usarlo en construir el futuro que soñaste, en ser leal a ti mismo sin sentir vergüenza alguna, en convertirte en la persona adulta que siempre quisiste ser. Delphine De Vigan dice en Las lealtades: «A veces me digo que hacerse adulta tan solo sirve para eso: reparar las pérdidas y los daños del comienzo y mantener las promesas del niño que hemos sido».