Aunque aparentemente el adicto vive en una fiesta eterna, su mundo interior es muy extraño; lo que trata de ocultar con el consumo es una mezcla de recuerdos, emociones y culpabilidad que le provocan dolor, mucho dolor. Y es que el fondo de cada adicto late un niño que no se ama a sí mismo porque no se siente con el derecho de ser amado y no hay amor suficiente en el mundo para llenar el vacío de alguien que no se ama a sí mismo.

La buena noticia es que si quieres salir de ese infierno puedes hacerlo mediante la terapia de grupo que MMS ha diseñado para conseguirlo; claro está que para ello necesitas hacer un cambio y, como todo cambio, depende en parte de la disposición para cooperar en él. Pero si has llegado hasta aquí la disposición ya la tienes, te queda ahora desarrollar la paciencia para poder sanar años de programación y aprender a quererte.

Con otros ojos

La base de toda vida feliz es el amor y el amor tiene que empezar por uno mismo, por una sana autoestima; en esta terapia aprenderás a querer al niño que llevas en ti y lo salvarás de esa vida que ya ha dejado de ser vida para convertirse en una muerte lenta. Tal vez en este momento en el que buscas ayuda para dejar de consumir puede parecerte imposible de conseguir, pero lo único imposible es lo que no intentas. Nada tienes que perder, solo puedes ganar.

Dejar de beber es comenzar a vivir y comenzar a vivir es comenzar a relacionarse desde la igualdad con los demás, algo que aprenderás a hacer mediante las sesiones de grupo en las que se crea un espacio seguro para hablar de todas las emociones que te alteran y te llevan a consumir. 

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez mantiene la teoría de que «la mayor revolución es ver el mundo como lo ve el otro» y eso es exactamente lo que podrás hacer en las sesiones de grupo, conocer el mundo a través de los otros a la vez que les ofreces tu visión y darte cuenta de que hay personas que pueden comprender tu dolor sin juzgarte y darte la mano para que puedas rescatar del abismo al niño que se perdió en él un día.

Hacia delante

No podrás volver atrás y cambiar el principio, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final, para ello tendrás que comprometerte contigo mismo y con el grupo a mantener la abstinencia, de esa forma tu pensamiento podrá andar otros caminos y aprender que las reacciones han de ser proporcionadas a los acontecimientos, algo que el consumo no te permite.

Es necesario que asistas a todas las sesiones, pues no puedes pedirle al mundo que no te ofrezca situaciones de riesgo y cada sesión te surtirá de herramientas para evitar vivirlas o, en su caso, de formas para manejar las situaciones de peligro que por circunstancias no puedas evadir. Compartiendo experiencias con tus compañeros también aprenderás que no debes convertir en un motivo para beber el hecho de que no se cumplan tus expectativas.

Cada vez te irás sintiendo un poco más tú y un poco más querible, pero también recordarás actuaciones de cuando consumías que no te gustarán; tu trabajo será aceptar que esas no puedes remediarlas y utilizar el recuerdo como imagen para saber dónde no quieres regresar; de esta manera pondrás toda tu energía en ir hacia delante para construir tu versión más próspera.

Sé como quieres ser

La adicción ha ido deformándote poco a poco hasta convertirte en alguien que no deseas ser, te olvidaste de cómo expresar tus emociones sin dañar y para ocultarlas te las bebías; una vez dominado por el alcohol daba igual que tuvieras razón o no, siempre la perdías porque te expresabas desde la ira y sentías que la ira te daba poder sobre todos. Te aseguro que con la abstinencia podrás recuperar la razón y las formas.

Al principio te sentirás desorientado porque no sabrás quién eres sin beber, ya que esas emociones desbocadas que controlaban tu vida dejarán de formar parte de ti; tendrás que trabajar para conocer tu auténtico yo y así poder darte a conocer a los demás; pero no tengas miedo, la abstinencia te dará el doble de poder que te daba la ira pues la sobriedad hace posible que estés presente en cada momento de tu vida y, por fin, vivirla de verdad al completo.

A través de esta terapia puedes salir del infierno y ser quien quieres ser, pues como decía Eduardo Galeano: «Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos».