El cerebro humano está diseñado para defenderse de los peligros e, inconscientemente, presta más atención a lo que puede hacer daño que a las cosas placenteras. El consumo excesivo de alcohol es la manera en la que el adicto trata de combatir el dolor que siente; para llegar a la abstinencia tendrá que modificar el enfoque de su cerebro, aprender a ver lo bueno de la vida sin perder la capacidad natural de defensa.

No es necesario sufrir para dejar de beber. 

Esta terapia de grupo está diseñada para ayudar a que se deje de consumir sin sufrimiento. Para ello, además de mantener la abstinencia durante el proceso de recuperación, deberás reducir un poco la precipitación que marca tu día a día, ordenar tu vida y priorizar tu asistencia a las sesiones.

Te ayudaremos a localizar de qué daño estás huyendo cuando consumes, a entender que, aunque la interpretación de tu historia es legítima, no todo lo que recuerdas y te duele es verdad, a descubrir que con el alcohol rellenas instantes de tu historia personal para dar sentido al personaje que has creado y que nada, salvo tú mismo, puede sacarte de esa historia.

A través de las sesiones de grupo aprenderás a verte desde fuera, a distinguir la parte de tus recuerdos que te daña y a mirarla desde una perspectiva diferente. Al verbalizar tus pensamientos los hechos tomarán un significado diferente y entenderás que, si bien tu experiencia vital es incuestionable, se puede desmontar la versión que haces de ella y que te lleva a trazar los argumentos con los que justificas el consumo.

Con confianza en el método, constancia y sobriedad, verás que bebes no porque lo hayas decidido tú, sino porque así lo ha decidido el personaje que has creado con el alcohol, y cuando consigas diferenciar su voz de la tuya propia dejarás de escucharle o, al menos, dejarás de hacer caso a sus mandatos.

Vivir sin alcohol es vivir mejor

El ser humano quiere vivir lo mejor posible, pero algunas veces el aprendizaje de vida se distorsiona por el camino al intentar asimilar con la cabeza algunas enseñanzas que han de ser digeridas con nuestra parte emocional; cuando nos negamos las necesidades emocionales surge el desequilibrio y, como consecuencia, un gran sufrimiento que tratamos de atenuar con la bebida. 

La tranquilidad es la forma natural que tiene el ser humano de relacionarse con el mundo y con las personas que lo habitan, para conseguirlo no tendrás que incorporar en ti cosas de las que careces, sino aprender a sacar lo que tienes oculto en tu interior, a dar libertad al yo que vive encarcelado en el personaje que apuesta por todas las ideas que te llevan al sufrimiento.

Beber es el efecto, encontrar la causa es la manera de recuperarse de la adicción. Cuando se reduzca la confusión que el alcohol ha organizado en tu cerebro, entenderás que los recuerdos no son solo hechos, también son los pensamientos que has forjado alrededor de ellos. Para verlo no tendrás que hacer nada solo dejar de hacerlo (dejar de beber) y hablar de lo que sientes y de cómo te sientes, tomando conciencia de ti mismo a través de tus palabras.

Para evitar la recaída

No buscaremos culpables ni nos estancaremos en tu pasado, las cosas fueron como fueron y las sentiste como las sentiste; partiremos del momento en el que tomaste la decisión de dejar de beber para vivir mejor y te facilitaremos las herramientas necesarias para que lo consigas.

Averiguaremos juntos cuáles son las situaciones de riesgo, analizaremos qué emociones te provocan ganas de consumir, estudiaremos cómo manejas esas emociones e investigaremos todas las áreas de tu realidad para cambiar la forma de relacionarte, a fin de dibujar un camino que te lleve al futuro que deseas y evitar la ruta que te podría transportar a la recaída.

Es importante que sepas que la recuperación no es un golpe de varita mágica con el que desaparecen circunstancias y recuerdos; en tu vida seguirá habiendo situaciones -agradables o desagradables- que tendrás que afrontar, pero te resultará más fácil porque, si usas las herramientas adquiridas en terapia, te mantendrás sobrio, sabrás lo que ocurre dentro de ti y poseerás la capacidad de pedir ayuda en caso de que sea necesario. Aprende a hacer tu vida mejor. 

Confucio dijo: «Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y aprendí».