El alcohol siempre ha estado presente en mi vida. 

Desde joven, la manera de socializar de mi entorno era bebiendo. Cada celebración ha sido en torno al alcohol. Cada reunión es alrededor del alcohol.

No considero que tenga un problema de adicción, no necesito tomar alcohol cada día, pero no soy capaz de salir a tomar algo o estar con amigos sin tomar algo de alcohol. Y una vez que empiezo no soy capaz de controlarlo. No soy capaz de parar.

En mi entorno familiar solo en dos o tres he llegado a un estado de embriaguez incontrolable. Pero sé que esas ocasiones fueron dolorosas para ellos.

En cambio, mi familia si ha tenido que soportar que llegase totalmente borracho tras haber salido con amigos en muchísimas ocasiones. Y han sufrido el estado en el que volvía. No soy un borracho violento, pero sé que llegar en ese estado ha sido una gran decepción para mis padres. Al principio era todo una broma, un exceso que había pasado en un momento puntual, pero ha acabado siendo regular.

En mi vida social con amigos o conocidos, siempre he necesitado la presencia del alcohol. Sin éste no soy capaz de relacionarme normalmente. Tengo la necesidad de beber para sentirme seguro de mi mismo, para ser “divertido”. Tengo la necesidad de llamar la atención, de ser el centro. En mi vida personal siempre me he visto a la sombra. Siempre tengo la sensación de que mi opinión o idea no se tiene en cuenta, y mi intervención es constantemente interrumpida, en ámbitos familiar, de amistad o con conocidos, y también en pareja. Sufro con esas situaciones, y continuo bebiendo para no ser consciente de ello. Para que me de igual. Sé que no se me va a escuchar por lo que llega un momento en el que simplemente dejo de intervenir, y simplemente sigo bebiendo. Hasta casi siempre llegar a un punto en el que pierdo el control de mi mismo.

En el trabajo me ha acabado ocurriendo lo mismo. Me he ganado la fama de beber mucho. Las típicas celebraciones en la oficina no han sido un problema, ya que después de dos o tres cervezas todo se acababa. No me daba tiempo a llegar a un estado de embriaguez y/o descontrol. Pero mi cabeza seguía con el ansia de otra mas. En el tiempo que mis compañeros se bebían una cerveza o copa de vino o champagne, yo me tomaba dos o tres. Y al llegar a casa quería seguir tomando más. El problema llegaba en los momentos de grandes celebraciones, como fiestas de navidad o barbacoas de verano. En esos eventos me descontrolaba. Eran celebraciones con barra libre, únicamente con bebidas de baja graduación como el vino o la cerveza, pero al fin de cuentas con barra libre. No soy capaz de beber tranquilamente, y no soy consciente de que aunque sea una fiesta, sigo en el ámbito laboral. Afortunadamente nunca pasó nada, todo quedaba en la anécdota de que había bebido demasiado, como le podía también pasar a otro compañero. Pero en mi caso pasaba en cada celebración. Nunca ocurrió ningún accidente hasta el pasado jueves. Era una jornada de actividades de “team building” de mi departamento, acabando con una barbacoa y bebidas. Una vez concluida, un grupo reducido del departamento seguimos la fiesta en un bar cercano al hotel donde nos alojamos. Y fue en ese bar cuando perdí el control. Tenía la necesidad de seguir llamando la atención. En contrario que en mi ámbito personal/familiar, en el trabajo que tengo actualmente sí considero que la gente me aprecia. Soy divertido en la oficina sin necesidad de beber. Pero al llegar las celebraciones no soy capaz de controlar la ingesta de alcohol. Quiero seguir llamando la atención, tengo la necesidad de ser el centro, el más gracioso. Y sigo bebiendo hasta que es demasiado tarde. En dicha ocasión, acabé tropezando en una escalera de incendios, haciéndome una brecha en la cabeza y numerosos golpes en la espalda. Un ambulancia tuvo que llevarme al hospital para que me atendieran. El jefe de mi departamento me acompañó en el ambulancia y paso la noche en urgencias conmigo. Al día siguiente otra compañera nos recogió a ambos y me dejaron en casa. Ese día no trabaje. Mas tarde ese mismo día hable con mi jefe. Todo está hablado y aclarado. Él también estaba borracho y entiendo que fue un accidente. Pero la situación puede acarrearle consecuencias al ser él el responsable del departamento y de toda la jornada de “team building”. Mañana lunes volveré a la oficina tras este accidente. No sé las caras que me encontraré de mis compañeros, ya que sé que este tipo de noticias “vuelan”. Espero no causarle ningún daño a mi jefe, y que no haya consecuencias para él.

Mi pareja trabaja en la misma empresa, aunque en distintos departamentos. Ella no estuvo presente durante este evento y mi posterior accidente. Estaba previsto que yo no durmiera en casa ese día y que me quedase en el hotel en el que la empresa había reservado algunas habitaciones. Se enteró al día siguiente cuando yo no llegué a la oficina. Y tuvo que soportar todos los comentarios. Por la tarde hablé con ella. Este ha sido el detonante para aceptar que tengo un problema, que no soy capaz de controlar y hacer un uso medido del alcohol .