A los 11 años falleció mi abuelo y pasé un curso viviendo en el pueblo con mi abuela, mi familia estaba en Madrid. Tuve varios problemas de adaptación, me junté con los más picieros de mi edad y me expulsaron 1 semana del cole. El curso siguiente lo hice en Madrid, y en casa estaba claro que lo había hecho todo mal en el pueblo.
Un día que salió la conversación me puse a llorar desconsoladamente, lo había hecho todo mal en el pueblo, y los comentarios fueron que yo ya era lo suficientemente mayor para dejarme de esas tonterías y lloros.
Hubiese necesitado más cariño, apoyo y comprensión.
En realidad mi niñez no tuve una infancia feliz, víctima de acoso escolar y con uno de mis hermanos pegándome cuando tenía la ocasión. Por eso creo que el miedo era la emoción predominante cuando era pequeño. Poco después aprendí que podía ocultarla bebiendo.