Desde que empecé el reto MMS me puse como rutina ir y volver al trabajo andando, una media hora de ida y otra de vuelta. Para seuir las instrucciones del ejercicio, esta mañana me he levantado más pronto y me he echado a la calle, por los parques de mi barrio.
El paseo ha empezado como el de todos los días, pensamientos agobiantes sobre lo que me espera en el curro y pensamientos angustiosos, por el sentimiento de culpa, sobre mi comportamiento pasado, nada ejemplar. No salgo sólo a pasear, camino rodeado de recuerdos desagradables.
Aprieto el paso e intento centrarme en lo que vllega a mis sentidos: cómo amanece, el canto de los pájaros, el olor a mañana. Tengo la sensación de que voy dejando atrás los recuerdos y que mis pensamientos están más cercanos en el tiempo: cómo voy a afrontar el día (me repito el mantra de “tónica” y “no bebo alcohol porque perjudica mi salud”), cómo estar vigilante ante situaciones imprevistas.
Llego a casa cansado físicamente, pero más aliviado mentalmente de como salí.