La primero que pienso para dejar el alcohol es la salud. A nivel físico estoy bastante tocado por décadas de abuso del alcohol, y esto ha dañado también mi salud mental; pienso en las culpabilidad, la vergüenza, los remordimientos y el asco que me doy al día siguiente de haber bebido.
Lo segundo es el daño que el alcohol hace a mis relaciones, siempre en la cuerda floja porque si bebo no soy de fiar. Y nadie quiere mantener una relación, sea de pareja o de amistad, con alguien del que no es posible confiar. Pienso que es vital para mi relacionarme con mi entorno desde el respeto y la confianza. Si yo ni me respeto ni confío en mi, ¿cómo lo van a hacer los demás?
Mi tercer pensamiento es la libertad. Me siento atrapado, de ser un esclavo del alcohol, ya que bebo a pesar de las consecuencias. Estoy atascado en la rutina del bebedor, malgastando mi vida y necesito liberarme y soltar lastre.
Y el cuarto es económico: con lo que me cuesta ganarlo, ¿por qué gastarme la mitad de mi sueldo en beber, en vez de emplearlo en algo que realmente me proporcione satisfacción?
No tengo argumentos para NO cambiar mi relación con el alcohol, ya que es una relación muy perjudicial.
A veces fantaseo con llevar una relación normal con la bebida, como la mayoría de la gente. Pero eso sería cambiar mi relación con el alcohol, yo bebo desmesuradamente. Además, lo he intentado, volverme un bebedor esporádico, tanto en cantidad como en días en los que bebo, pero la experiencia es clara, duro una semana y vuelvo a recaer en la vieja rutina de bebedor desmesurado.