Desolación, vergüenza y asco por mi mismo. Sensación de fracaso y de que he vuelto a fallarme y a fallarle; que más no soy una persona, soy una máquina de producir dolor a mi y a los demás; que el “placer” que me dio ayer beber no compensa en absoluto la situación que he creado; que así no merece la pena vivir.

No se si podría explicárselo ni explicármelo, lo único que se me ocurre es que no he puesto la suficiente atención en el proceso de recaída, que aunque mi motivación es fuerte y no dudo de mi necesidad de abstinencia, me he confiado demasiado, que me he engañado creyendo que el proceso de recuperación lo tenía dominado. 

Y que esta recaída hace más necesario seguir el programa, que debo exponerme menos, estar más pendiente de cómo estoy  y no confiar en la seguridad que me da un periodo de semanas sin beber.