Madrid, 8/07/2023
Hola Javier:
¡cómo pasa el tiempo! Hace un año empezaste el reto de iniciar una vida sobria y te parecía que iba a ser eterno, que te fallarían las fuerzas ante la magnitud del programa. Lo que tenías era miedo, aunque beber era desastroso para tu vida, era un desastre conocido, familiar.
Las cosas han cambiado bastante en este último año, ahora lo habitual es la sobriedad y volver a controlar mi vida.
En primer lugar, gracias a empezar actividades deportivas, mi salud ha mejorado considerablemente. No pienses que ahora me dedico a correr maratones, media hora de paseo los días de diario y una hora los fines de semana, junto a dejar de envenenarme con alcohol, han sido suficientes para notar la mejoría. Además hacer ejercicio me sosiega mucho (serán las endorfinas), es un rato diario en el que puedo pensar con tranquilidad.
Por fin he conseguido sentarme a practicar mindfulness con regularidad. Empecé con 5 minutos por la mañana y 5 por la tarde, y he ido aumentando el tiempo hasta hacer una sesión diaria de 20 minutos. Al principio me costó, estar conmigo mismo nunca me ha resultado sencillo, pero al empezar sólo con 5 minutos me he ido acostumbrado a esta conmigo.
He retomado el Grado en Estudios Ingleses, que lo tenías casi abandonado, sacando a trancas y barrancas un par de asignaturas al año. Ahora sigo un horario de estudio diario de media hora, con pcas asignaturas pero disfrutándolas. Ese tiempo lo he sacado del tiempo que permanecía aletargado viendo la tele después de venir del bar. Ahora estudio y leo las novelas que nos mandan
La familia está encantada con el Javier sobrio, ya no están tan preocupados por cómo terminaré. El primero en notarlo fue Luis, ya que empecé a ir una mañana a la semana a ayudarle en el huerto. Quedamos allí, nos cansamos con el azadón, charlamos, almorzamos y nos volvemos a casa. Parece que no es mucha cosa, pero es una mañana al aire libre, cultivando lo que luego nos comemos y tiempò de hablar de asuntos que en mi estado anterior era imposible.
Compré 2 abonos para el Auditorio Nacional, uno para María y otro para mí. Cuando hay concierto nos cogemos los cojines y nos vamos a disfrutar de la música. La relación con María es uno de los aspectos que más ha cambiado, en realidad volvemos a ser pareja, y creo que su desconfianza va menguando. De vez en cuando cogeos la furgo y nos vamos el fin de semana al campo, algo que hacía años que no lo hacíamos.
Este último año, en la balanza de mi vida, habría que sopesar si, para conseguir lo que te he escrito en los párrafos anteriores han merecido los esfuerzos realizados. Definitivamente si, y no porque lo diga yo en este momento, no tienes que creerme a ciegas, tu mismo lo puedes valorar. Compara lo que te he escrito yo con tu vida actual y saca tus propias conclusiones.
Mucho ánimo, estás haciendo lo que más te conviene.