Sigmund Freud dijo: «Las emociones no expresadas nunca mueren, son enterradas vivas y salen más tarde de las peores formas». Un consumo excesivo de alcohol esconde dolor y detrás del dolor siempre hay miedo, rabia o pena; la recuperación consiste en sacar a flote las emociones que ahogas en la bebida, hablar de ellas, expresarlas para poder gestionarlas.

Cuando te bebes el dolor creas una tormenta interna y no puedes sentir el cariño que te dan los demás, como un mar revuelto cuya arena del fondo enturbia la superficie. La terapia de grupo on-line es un espacio seguro donde podrás hablar de esos sentimientos ocultos y donde, además, recibirás amor incondicional pues, aunque el amor por sí solo no cura, ayuda a la curación.

Conocerse a través de los demás

Permanencia, constancia y rutina son la base de la terapia pues no será sencillo despedirte de lo que has considerado como tu apoyo durante muchos años, sin embargo, puedes usarlo como aprendizaje ¿qué paz buscas en el consumo? ¿qué te hace perder la paz? Es importante mirar de frente las cosas que te dañan y no dar la espalda al dolor.

El camino de la recuperación no es recto ni llano, tiene curvas, picos y valles, pero tu decisión y la fuerza del grupo serán tu brújula. Aplicando el método que ofrece esta terapia aprenderás a gestionar los pensamientos en lugar de bloquearlos ya que no se trata solo de que aprendas a vivir sin beber, se trata también de que te conozcas y te quieras.

Está demostrado que el hecho de pertenecer a un grupo es de gran ayuda en la recuperación pues genera una comunidad en la que se perfilan y liman las aristas más punzantes del carácter mediante la interrelación entre los componentes; la potencia terapéutica reside, sobre todo, en las exposiciones y devoluciones de cada sesión, siempre canalizadas por el terapeuta.

El proceso de curación

Si asumes la dependencia como enfermedad evitarás el sentimiento de culpa y te darás la posibilidad de sanar. Hay que dar tiempo a la curación pues, como en las enfermedades físicas, el tratamiento no da resultado de un día para otro, lleva su ritmo e, incluso, hay períodos en los que no resulta agradable. Equilibrar obligaciones y ocio de tu día a día te ayudará a vivir el proceso de forma más confortable.

Estás navegando hacia una vida en abstinencia, presta atención a las señales que te avisen de una posible desviación pues, si sigues el protocolo llegarás a destino, pero si ignoras las señales y olvidas el método es probable que tu nave naufrague. Si zozobras, retoma el trabajo inicial, escribe los motivos por los que decidiste dejar de consumir y dibuja en tu cerebro la imagen que imaginas de ti y de tu vida tras un período sin consumir, allí es donde quieres llegar.

Recuerda que en cuestiones de vida siempre se es un principiante, así es que imita a los niños, ellos luchan cada día por hablar, por andar, por conseguir su objetivo y ponen su mirada en los que están algo más adelantados para saber hasta dónde pueden llegar; y jamás menosprecies tu esfuerzo diario de mantener la sobriedad, si no valoras tu trabajo en su justa medida acabarás justificando el consumo.

Para evitar recaídas

Mima tu «yo recuperado» y aléjate del «yo adicto» porque es este quien planea las recaídas gestándolas sin que te des cuenta y haciéndolas aparecer como algo imprevisto. El personaje se cuela con mucha sutileza, te hace bajar la guardia y te coloca en la senda del consumo; cuéntalo en el grupo y podremos ayudarte a evitarlo, si lo ocultas estarás a un paso de recaer pues cuando no compartes es que algo no anda bien.

Recaer no puede ser una opción porque significa regresar a los antiguos patrones de conducta en un espacio de tiempo muy breve; además, con cada recaída no solo sufres tú, el grupo entero se resiente. Si recayeras tendrás que cambiar las pautas que te llevaron al consumo, pues en el grupo no se castiga la recaída ni se normaliza la reincidencia ya que, entre ambas, existe un motivo muy poderoso para mantener la abstinencia: el compromiso contigo mismo

Elegir esta terapia significa pasar a formar parte de un grupo homogéneo en el que se da por hecho que quien está dentro ha decidido no beber; recaer no es deshonesto, consumir estando en terapia sí que lo es. Y es que, como escribió Alejandro Casona en su obra «Prohibido suicidarse en primavera»: «La vida no es sólo un derecho, también es un deber».