El consumo de alcohol está a menudo asociado a la obesidad. Y no es una afirmación falsa. Como ocurre con los alimentos altos en calorías, su uso y abuso puede acarrear problemas de peso. Por lo tanto el problema se vuelve más serio en aquellos que padecen de alcoholismo. Entonces, ¿dejar el alcohol ayuda a adelgazar? Es un remedio pero no es la clave. Existen varios datos y condicionantes que debemos conocer en cuanto a la relación alcohol y sobrepeso.

Desorden alimenticio


En efecto, el consumo desmesurado de alcohol produce aumento de peso. Las bebidas de este tipo tienen una gran carga calórica. Puede extenderse entorno al 70% de su composición. Esto puede ser equiparable a determinados tipos de comida. La diferencia está en que el alcohol no contiene ninguna clase de nutrientes. Es lo que llamamos ‘calorías vacías’. De esta forma tomar alcohol se convierte en una de las adicciones que, además de los efectos nocivos para la salud, acarrea consecuencias directas sobre la báscula.

El efecto puede ser aún más grave si se decide abusar del alcohol sin llevar un orden alimenticio: excederse en alimentos procesados o comer insano entre horas. De esta manera los niveles de testosterona y cortisol aumentan en la sangre y la grasa se irá acumulando irremediablemente en nuestros tejidos, sobre todo en la zona abdominal. De ahí que cuando se nos hincha el estómago y luce una imagen prominente se le llame “barriga cervecera”. Así y todo no es precisamente la cerveza el tipo de bebida alcohólica más perjudicial en referencia en cuestión de peso.

Carga calórica


El alcohol destilado, que contiene una elevada graduación, es la bebida que produce mayor acumulación de grasas. Tan sólo 45ml contiene 100 calorías. Además de inducirnos al alcoholismo también contribuye a un serio problema de sobrepeso. Y es que cuantos más grados, más calorías presenta. Esto va en aumento si mezclamos bebidas blancas como el vodka o el ron con gaseosas o zumos, productos normalmente alto en azúcares. El resultado es una mezcla explosiva para nuestro cuerpo, que incluso puede dañar distintos órganos y en especial el hígado.

Esto no quiere decir que descuidemos el resto de tragos alcohólicos. Unos 355ml de cerveza regular contiene aproximadamente unas 150 calorías. Por su parte, esa misma cantidad de vino se reduce a 100 calorías. Aunque quede lejos de los resultados de aquellas bebidas destiladas, si bebemos tan sólo dos latas de cervezas diarias sin mejorar nuestro estilo de vida, en un mes podríamos subir un kilo de peso.

Hacemos hincapié en la relación entre obesidad con una escasa o nula vida saludable. Tomar alcohol sin practicar alguna actividad física aumenta las probabilidades de que la grasa se acumule todavía más en nuestro cuerpo. Esto, a su vez, ocasiona que padezcamos de hígado graso y que afecte a la digestión. Si no nos tomamos en serio estos problemas de peso e introducimos en nuestra rutina una dieta equilibrada y ejercicio físico, esta descompensación puede acarrearnos enfermedades hepáticas como la estenosis o la cirrosis.

Obesidad en alcohólicos y pérdida de peso


Entonces, si el consumo de alcohol en exceso produce problemas de peso, ¿por qué a menudo hay personas alcohólicas con una figura delgada? No debemos dejarnos engañar por esta relación. Quienes empezaron a caer en este tipo de adicciones con el alcohol, el sobrepeso fue uno de sus primeros síntomas del alcoholismo. El abuso del alcohol hace que el intestino se altere y produzca cambios en el funcionamiento normal del organismo. Esto hace que un adicto al alcohol en fase avanzada termine por bajar de peso.

Además, es muy frecuente encontrar cuadros en pacientes con problemas con la bebida que tienen enormes desórdenes alimentitos. Esto es que bien no comen lo que deben, bien no comen cuando deben o simplemente «matan el gusanillo» bebiendo. El alcoholismo puede acarrear otros cuadros médicos como la anemia.

La disfunción orgánica de pacientes alcohólicos es uno de los motivos por los que dejar el alcohol. Si por el contrario eres de los que bebes con moderación y empiezas a notar esos kilos de más, revisa tu dieta, reduce la ingesta de alcohol en cantidad, en grados y en frecuencia y evita el sedentarismo. De esta forma encontrarás el equilibrio. No dejes de comer antes de beber y durante. Tomar alcohol con el estómago vacío es todavía más pernicioso para la salud.

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