El día que un adicto pide ayuda para salir del infierno en el que vive puede ser el día más importante de su vida, porque marca una línea que separa la opción de continuar siendo la persona que es en consumo de la persona que puede llegar a ser sin beber; como si en lugar de continuar sentado viendo pasar la vida, se decidiera a levantarse y vivir plenamente. 

Pero para cambiar una vida de consumo por una vida sin alcohol es preciso hacer un viaje que va desde un lugar en el que no quieres estar hacia uno que tendrás que construir porque hasta ahora has vivido sin futuro o, al menos, no podías verlo porque el alcohol empañaba tu vista. Ese viaje, cuyo destino es muy satisfactorio, tiene tramos difíciles, áridos, poco agradables de transitar; por ello MMS ha diseñado los programas de terapia de grupo para que, al hacerse más llevaderos esos malos tramos, sea posible la recuperación.

Motivos, confianza y seguridad

La participación activa en las sesiones de grupo para dejar de beber, ese espacio de la recuperación donde cada uno habla sobre sus emociones para descubrir los motivos que le empujaron a beber, te ayudará a encontrar los tuyos propios. Cada quien tiene dentro un porqué que le duele (o le dolió) de tal manera que ha estado intentando taparlo, también tú, pero te has dado cuenta de que ahogarlo solo lleva a no vivir y tú ya quieres tener una vida plena.

Una vez que averigües tus propias razones, tendrás la oportunidad de abrazar el dolor que hay en ti y entenderás que detrás de él hay un niño lastimado al que hay que ayudar. Del mismo modo que se enseña a caminar, tendrás que enseñar a tu niño interior a convertirse en un adulto que viva en sobriedad, confiando en que podrá hacerlo y en la seguridad de que, aunque haya algún tropiezo, lo conseguirá pues podrás utilizar las herramientas de recuperación que adquirirás en la terapia.

Cada día será un comienzo, porque es día a día como se construye la vida; como dijo Cesare Pavese: “Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante”. 

Observa tu avance

El trabajo de recuperación supondrá un esfuerzo diario, pero no es menos cierto que estará compensando por los avances que también se harán notar; tal vez no sean avances muy llamativos para los demás, pero tú podrás sentirlos, por ejemplo en una reacción diferente ante la emoción surgida de una expectativa incumplida. Compartirlos en el grupo te ayudará a ti y a los demás.

Dejar de beber no significa dejar de ser humano y mucho menos llegar a ser perfecto, significa vivir, que no es poco, pero cuando cometas errores -que los cometerás- tu maniobra para resolver será diferente; habrá ocasiones en las que tener una reacción más calmada te hará sentir pequeño, pues estás acostumbrado a manejarte en la ira que te provocaba el dolor, pero serás consciente de que solo es un engaño de tu «yo bebedor» para que vuelvas a caer en sus redes.

Si te tambaleas no te asustes, apóyate en el grupo, en tus triunfos y no te salgas del camino que has trazado, recuerda de dónde vienes y dónde quieres llegar. No tengas miedo, sigue adelante con tu propósito, perfila los contornos de tu futuro y camina sobrio hacia él. Marie Curie dijo: «No hay que temer nada en la vida, solo hay que entender».

La felicidad de ser tú mismo

Ya se ha explicado que hay tramos del camino que no son bonitos, uno de los menos atractivos es el punto en el que te planteas cómo organizar la vida sin alcohol; de pronto el aburrimiento parece envolverte y sientes que es casi imposible poder estar feliz sin beber.

Será bueno que recuerdes que los «momentos felices» del alcohol eran inventados, no reales; tú te imaginabas diciendo cosas divertidas y bailando con gracia, pero en realidad decías sandeces y hacías gansadas en la pista de baile con un vaso en la mano, la cara desencajada y un aspecto bastante desaliñado. ¿Llamarías diversión a eso? Seguro que no quieres repetirlo.

Cuando no bebes cambian muchas cosas, comienzas a entender que nadie es comparable con otra persona, que no es adecuado ir mostrando tus heridas al mundo, que se puede convivir en armonía  con los demás si encuentras serenidad dentro de ti y que hacer las paces contigo mismo será el pilar más importante de tu recuperación.

Lucha por ser tú mismo y estarás cerca de la felicidad, pues como dijo Isaac Asimov: «Tal vez la felicidad sea esto: no sentir que debes estar en otro lado, haciendo otra cosa, siendo alguien más».