Los seres humanos tenemos emociones, calificarlas de buenas o malas es como quitarse el derecho a sentir de una determinada manera, invalidar las propias emociones que lo único que intentan es que las escuchemos para que podamos localizar el conflicto interno que las hace aflorar. Nada de lo que mueve las emociones es una tontería pues, como dice el neurólogo António R. Damásio «Las emociones no son un lujo, sino un complejo recurso en la lucha por la existencia».

El objetivo de esta terapia de grupo para dejar de beber es que aprendas a reconocer las emociones, ya sean endógenas o exógenas, que te inducen al consumo y que las compartas en las sesiones de grupo, verbalizarlas te ayudará a entenderlas y a no beber ya que, generalmente, todo adicto vive en una lucha constante entre la firme decisión de no consumir y la búsqueda de una justificación para hacerlo.

Aprendiendo a detectar las trampas

Cuando sientes que la vida duele lo suficiente justificas el consumo y te das permiso para beber, si hablas de ese dolor en el espacio seguro que se crea en las sesiones de terapia, lograrás ver que todas las justificaciones que encuentras son consecuencia del síndrome de abstinencia que, en mayor o menor escala, se produce al dejar de consumir tras mucho tiempo haciéndolo.

En repetidas ocasiones este síndrome de abstinencia se disfraza de resistencia, hay que tener muy presente que consumir debilita el aprendizaje de un nuevo sistema de recompensa y que, aunque habrá momentos en los que te sientas más cerca de la curación, no debes bajar la guardia pues relajarse abre una grieta por donde podría colarse el «yo bebedor» que siempre está concibiendo excusas para hacerte abandonar el reto y llevarte al consumo.

Hablar en el grupo no solo ayudará a tu recuperación, también contribuirá a la recuperación del resto de los participantes, pues es con la colaboración de todos y cada uno como se consigue la eficacia de este programa terapéutico; posiblemente al principio verás la abstinencia como algo temporal, pero a medida que vayas percibiendo los beneficios de la sobriedad optarás por convertirla en una forma de vida.

Una vida libre de consumo

La finalidad de esta terapia no es que te plantees la vida como si fuera un programa de recuperación, el reto consiste en que aprendas a construir una vida libre de consumo, por lo tanto, tienes que poner la mirada en el cambio permanente y en la protección con respecto a las situaciones de riesgo, pero mientras no encuentres un estilo de vida satisfactorio tendrás seguir en recuperación para localizar el motivo fundamental de la terapia.

Aunque no te des cuenta tú sabes lo que quieres, sabes lo que está buscando, y cuando lo encuentres pondrás todo tu empeño en mantenerlo; por supuesto que no todas las personas tienen la misma necesidad de ayuda y que las estrategias son diferentes para cada cual; hay que encontrar el propio equilibrio entre la intensidad del tratamiento y el compromiso grupal.

Lo principal es trabajar el compromiso de abstinencia y elegir el de la sobriedad cuando te sobrevengan ganas de beber y tengas que tomar la decisión de qué camino seguir; cuantas más veces elijas ese camino más fácil te resultará transitarlo con continuidad pues cada vez que no permites que una situación te corrompa estás integrando más tu decisión de no beber.

La elección de estar bien

No olvides que el alcoholismo es una enfermedad crónica y recurrente, por lo tanto, es necesario que hacer cambios radicales de vida para curarte; tendrás fases en las que no te sentirás feliz con nada, no te asustes, es la adaptación a la nueva vida; permítete la imperfección, pero no dejes de dar importancia a las pequeñas cosas, la tristeza es peligrosa cuando presenta en forma de vacío.

El futuro se construye principalmente en tu cabeza y, puesto que el consumo alteró tus sentimientos y tus emociones, tu misión de cada día será disuadirte del consumo y persuadirte de seguir en recuperación. Has elegido estar bien contigo mismo, trabaja por ello, sé constante, ten confianza y todo lo demás se irá poniendo en su lugar.

Decía Bruce Lee: «Elige lo positivo. Tienes la elección, eres el maestro de tu actitud, elige lo positivo, lo constructivo. El optimismo es la fe que guía al éxito».