Los efectos negativos del alcohol generan una serie de enfermedades de gran magnitud, a escala global. Si persistimos en el consumo excesivo de productos alcohólicos, nuestro cuerpo pierde resistencia progresivamente. Ya hemos hablado en este blog de algunas de las consecuencias para nuestra salud: el cáncer, la anemia, la osteoporosis o pancreatitis. El hígado es uno de los órganos que se convierten en especial víctima del alcohol.

Toma precauciones


Hay que desechar la idea de que incluso por beber en ocasiones puntuales no vamos a contraer enfermedades, especialmente cuando nos iniciamos en esto del alcohol. “No me va a pasar nada por beber un poco”, “no soy alcohólico y por eso puedo permitirme beber todo lo que quiera este finde”. Debemos ser conscientes desde muy temprana edad de las consecuencias del alcoholismo. Y es que aún encontrándose en esas situaciones, tomar gran cantidad de productos alcohólicos en un tiempo reducido también implica graves riesgos en el organismo.

El hígado es uno de esos órganos vitales que mayores probabilidades tiene de ser perjudicados por causas del alcoholismo. Cuanto mayor sea el consumo, más posibilidades hay de contraer hepatopatía etílica. Es cierto que este tipo de enfermedad no afecta a todos los pacientes alcohólicos por igual. Hay que tener en cuenta factores como el sexo (las mujeres presentan mayores riesgos), la edad (los adultos de entre 40 y 50 años son más susceptibles), variables genéticas, el sobrepeso o el consumo abusivo de otras adicciones como el tabaco. En cualquier caso debemos ser cautos y dejar el alcohol para ahorrarnos este y otros riesgos tan gravosos para nuestra salud. Las consecuencias, en caso de surgir complicaciones, pueden cronificarse de por vida, mermando nuestras capacidades aun después de haber dejado de beber.

Qué es la hepatopatía etílica


Las enfermedades del hígado causadas por el alcoholismo dan lugar, como hemos dicho, a la hepatopatía etílica o hepatopatía alcohólica. Se trata de una grave lesión en este órgano glandular a consecuencia del consumo excesivo y prolongado de productos alcohólicos. La enfermedad hace referencia al tejido hepático en el hígado, dañado por el alcohol cuando sus sustancias se procesan en él.

Cuanto más se persista en el consumo abusivo del alcohol, mayores las lesiones en el tejido hepático. No debemos despreocuparnos si a pesar de beber mucho alcohol no notamos aparentemente ningún daño. Aún así el hígado puede verse complicado por daños en los primeros estadios totalmente asintomáticos, es decir, que nosotros no percibamos el daño que se está haciendo a un órgano en particular. Por ejemplo, el hígado puede no dar señales aparentes aún cuando estuviese perjudicado en su 80%. Sin embargo puede llegar al colapso en un momento determinado, cuando su reversión ya sea imposible.

Fases de la hepatopatía


El abuso continuado del alcohol arrastra al hígado por sucesivas fases hepatopáticas, que siguen un orden de leve a grave:

  • Esteatosis hepática. Es la fase inicial de la enfermedad. Este primer ciclo se caracteriza por la acumulación de grasa en el órgano ya que los triglicéridos se van amontonando en el interior de las células hepáticas. Aún siendo el nivel más leve de la hepatopatía etílica, produce la formación del hígado graso. Se presenta en el 90% de los pacientes alcohólicos y, en esta fase, sus daños pueden ser reversibles.
  • Hepatitis alcohólica. En este segundo período de la hepatopatía etílica el hígado se inflama desde un 10% a un 30%. Pero no es lo único. Es en esta fase cuando notarás claros síntomas del alcoholismo como la boca seca, palidez, pérdida de peso, fiebre, fatiga, náuseas… Hay que extremar las precauciones ya que son señales comunes que pueden llegar a confundirte y pensar que se deben a alguna otra enfermedad leve. Debes acudir lo más pronto posible a tu médico para que te realice un diagnóstico y puedas salir de dudas.
  • Fibrosis hepática. Es la última fase de esta enfermedad del hígado, provocada por el alcoholismo. Se la conoce también comúnmente como cirrosis. El tejido hepático finalmente termina por volverse cicatricial, provocando trastornos en al estructura interna del órgano y sobre todo anulando sus funciones regulares. En consecuencia, el hígado disminuye su tamaño. Los efectos que podemos notar son muy similares a los de la fase anterior. Sin embargos, llegados a este punto, la cirrosis se vuelve irreversible.

Efectos de la cirrosis


Una vez alcanzada la fase terminal de la hepatopatía alcohólica se desencadenan una serie de efectos negativos en el resto de nuestro organismo. Algunos de ellos son hinchazón en el abdomen, confusión cerebral, hipertensión (aumento de la presión del torrente sanguíneo), hemorragias digestivas (dilatación de las venas del esófago y del estómago, provocando sangrado), insuficiencia renal o aumento del bazo (atrapa y destruye los glóbulos blancos y plaquetas, aumentando el riesgo de hemorragias e infecciones)…

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